Para los fenicios la isla estaba bendecida por los dioses ya que la tierra roja no era de origen vulcánico y no había ningún elemento ya fuese animal o humano, que pudiese perjudicar a los hombres.
Aún hoy, hay muchas personas que llevan colgado al cuello un saquíto con tierra de Ibiza, que les protejerá así de las malas energías.
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